La revolución francesa levantó a hombres y mujeres de todas las clases sociales contra la injusticias cometidas por el antiguo régimen acabando así con un gobierno absolutista y opresor.
Sin embargo, durante este período se cometieron muchos asesinatos y ejecuciones en nombre de la libertad y en solo un año se llegaron a ejecutar a más de 42.000 personas.
Una de estas víctimas fue Madame Roland, que antes de subir a la gillotina pronunció unas palabras que siguen siendo recordadas hoy en día.
Roland nació el 27 de marzo de 1754 en París. Su padre era grabador y su madre una criada. Desde pequeña demostró grandes dotes para los estudios, su educación, a excepción de un año que pasó en un convento, fue totalmente autodidacta.
Estudió música, literatura y filosofía leyendo también fragmentos de autores como Maquiavelo, Plutarco, Voltaire o Montesquieu. En 1780 se casó con el político y filósofo Jean Marie Roland, un hombre veinte años mayor que ella. Vivieron sus primeros años en París trasladándose luego a Lyon forjando allí una red de revolucionarios y amigos que serán decisivos para llevar a cabo la toma de la cárcel real de la Bastilla escribiendo Manon además artículos revolucionarios en el periódico Le courrier de Lyon. En 1791 en plena revolución francesa volvieron a París donde Moseieur Roland fue requerido ante la asamblea constituyente.
Se alojaron en un pequeño hotel británico situado en la calle Guenegaud. En el pequeño salón había una gran mesa redonda donde solían escribir los dos.
La habitación de los Roland se convirtió en uno de los centros revolucionarios más importantes de la capital donde se reunieron figuras como Robespierre o Brissot para decidir el destino del país.
En esto los Roland se decantaron del bando Girondino dejando atrás los radicalismos impulsados por los Jacobinos. En aquellos años, Manon jugó un papel muy importante en la carrera de su marido llegando incluso a redactar algunas cartas por él. Sin embargo, el buen prestigio de los Roland empezó a decaer e incluso muchos ciudadanos se enfurecieron cuando criticaron la alta violencia que se estaba viviendo en las calles de París. El 1 de junio de 1793 los Roland junto con la mayoría de los miembros de la asamblea Girondina fueron arrestados, había empezado el terror y la dictadura Jacobina. Después de pasar por la prisión de l' Abbaye fue recluida en la Conciergerie, en el tiempo que pasó encerrada se le permitieron escribir sus memorias bajo el título Appel a l'impartiale postérité. Mientras tanto su marido consiguió huir a Ruan. El 8 de noviembre Madame Roland es llevada al caldalso de la Plaza de la Revolución, actualmente Plaza de la Concordia. Antes de ser subida a la gillotina se paró ante una estatua que simbolizaba la libertad y dijo su famosa frase: "¡Oh libertad! ¡cuántos crímenes se cometen en tu nombre!.
Al saber la ejecución de su esposa Moseur Roland se suicidó solo dos días después.
No solo ella sino que muchos otros revolucionarios de todo tipo (feministas, monárquicos democráticos, ilustrados, científicos...) fueron ejecutados durante el terror, entre ellos, destacan el ministro Necker, Olympe de Gouges, Brissot, Jerome Petiot, el rey Luis XVI y el propio Robespierre.
Roland nació el 27 de marzo de 1754 en París. Su padre era grabador y su madre una criada. Desde pequeña demostró grandes dotes para los estudios, su educación, a excepción de un año que pasó en un convento, fue totalmente autodidacta.
Estudió música, literatura y filosofía leyendo también fragmentos de autores como Maquiavelo, Plutarco, Voltaire o Montesquieu. En 1780 se casó con el político y filósofo Jean Marie Roland, un hombre veinte años mayor que ella. Vivieron sus primeros años en París trasladándose luego a Lyon forjando allí una red de revolucionarios y amigos que serán decisivos para llevar a cabo la toma de la cárcel real de la Bastilla escribiendo Manon además artículos revolucionarios en el periódico Le courrier de Lyon. En 1791 en plena revolución francesa volvieron a París donde Moseieur Roland fue requerido ante la asamblea constituyente.
Se alojaron en un pequeño hotel británico situado en la calle Guenegaud. En el pequeño salón había una gran mesa redonda donde solían escribir los dos.
La habitación de los Roland se convirtió en uno de los centros revolucionarios más importantes de la capital donde se reunieron figuras como Robespierre o Brissot para decidir el destino del país.
En esto los Roland se decantaron del bando Girondino dejando atrás los radicalismos impulsados por los Jacobinos. En aquellos años, Manon jugó un papel muy importante en la carrera de su marido llegando incluso a redactar algunas cartas por él. Sin embargo, el buen prestigio de los Roland empezó a decaer e incluso muchos ciudadanos se enfurecieron cuando criticaron la alta violencia que se estaba viviendo en las calles de París. El 1 de junio de 1793 los Roland junto con la mayoría de los miembros de la asamblea Girondina fueron arrestados, había empezado el terror y la dictadura Jacobina. Después de pasar por la prisión de l' Abbaye fue recluida en la Conciergerie, en el tiempo que pasó encerrada se le permitieron escribir sus memorias bajo el título Appel a l'impartiale postérité. Mientras tanto su marido consiguió huir a Ruan. El 8 de noviembre Madame Roland es llevada al caldalso de la Plaza de la Revolución, actualmente Plaza de la Concordia. Antes de ser subida a la gillotina se paró ante una estatua que simbolizaba la libertad y dijo su famosa frase: "¡Oh libertad! ¡cuántos crímenes se cometen en tu nombre!.
Al saber la ejecución de su esposa Moseur Roland se suicidó solo dos días después.
No solo ella sino que muchos otros revolucionarios de todo tipo (feministas, monárquicos democráticos, ilustrados, científicos...) fueron ejecutados durante el terror, entre ellos, destacan el ministro Necker, Olympe de Gouges, Brissot, Jerome Petiot, el rey Luis XVI y el propio Robespierre.
Madame de Roland
Guillotina en la Plaza de la libertad de París
Buena entrada,muy bien seleccionada la información.
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